Jackie Coogan en el papel que desempeña en el

film “Tom Sawyer” en que este favorito chiquillo

vuelve a la pantalla, un poco más crecido, pero tan simpático como siempre.

SA

En esta edición . .

Publicamos los nombres de las perso- nas agraciadas con los premios ofrecidos por esta revista en el Concurso de Artis- tas. Ojalá que su nombre esté en esa lista, pero si no está, ya habrá otras opor- tunidades. EE

Crespo nos dice quienes son los pre- feridos de los astros y es curioso comen- tar que sus gustos son opuestos a sus personalidades.

La industria cinematográfica ha cam- biado de dueños desde la incepción de las parlantes y asi nos lo cuenta Bor- cosque en su artículo Los bancos y el

cine. o

En la proxima . .

Borcosque nos dará una lista de las películas que actualmente se están fil- mando en español en los estudios de Hollywood, y nos dará su opinión sobre ellas.

Crespo nos demostrará enfáticamente, que no hay nada imposible en Holly- wood y que ya no se puede creer en lo que se ve.

Cosas de perros es el título de un artí- culo por el genial Lorenzo Martinez, quien nos presenta algunos canes este- lares de Hollywood.

UBLICADA EN HOLLY WO

TOMO IV—No. 12 DICIEMBRE, 1930

Juan J. Moreno

Vernon Johnston Director

Gerente Administrador

SUMARIO

Portada—Douglas Fairbanks por Hal Blakeley

Undolas pobcaciare +. coins? co e o Ts A

Cinelándicas 2.5%

por Juan J. Moreno 7 La máscara final . por Lorenzo Martinez 8

por Galo Pando 10

WESHando TO AOS o a a e ds

Chismes y Cuentos . .

Adjudicación de premios “Concurso de Artistas”... . . . . . . . 13

El cine en Cuba . por Dario Varona 14

por Soledad del Valle 16

A A A A o O

Estelle retorna a su primer amor

La pandilla poliglota . por J. Sánchez Escobar 25

Los favoritos de los astros

por Jorge Juan Crespo 26

June Collyer . .-. por Virginia Lane 28

Revista de Cintas .

por E. L. Espectador 29

Los bancos y el cine . por Carlos F. Borcosque 32

La danzarina del estanque azul . por Julián S. González 35

Las caras nuevas del cine hispano . . . . .-. A

. . . .

Añoranzas de Hollywood . por Agustin Aragón Leiva 32

Corteoide Hollywood". POE RAI RO, SN e Moadas-de Elocoad A e. de ¿E

Reg. U. S. Patent Office Member of the Audit Bureau of Circulations

Revista mensual del cine, con oficina de redacción y administracción en 1031 South Broadway, Los Angeles, California. Publicado por la “Spanish-American Publishing Co.”, con domicilio en la dirección antes citada. James Irvine, Jr., Presidente, y Vernon Johnston, Secretario. Hecha para España y /3S veinte repúblicas de la América Latina, para Puerto Rico y las Filipinas. Precio: 25 centavos oro norte- americano (o su equivalente en moneda nacional) por el número suelto, y $2.50 (dos dólares cincuenta) por la subscripción de doce números. Inscripta como correspondencia de segunda clase en la Oficina de Correos de la Habana.

““Cinelandia,” December, 1930, Published monthly. Vol. 4, No. 12. Business Office, 309 Western Pacific Building, 1031 South Broadway, Los Angeles, California. ¡Subscription price, $2.50 a year:

Entered as second class matter, August 7, 1930, at the Post Office at Los Angeles, Calif., under the act of March 3, 1879,

Inscripta como correspondencia de segunda clase en la oficina de Correos de Los Angeles, Agosto 7 de 1930. Costos de correo pagados en Los Angeles.

2E RES!

con JOSÉ CRESPO ]

N DE LANDA

PRODUCCIÓN COSMOPOLITA de la

METRO-GOLDWYN-MAYER

““¡Hasta la vista amado mio! ¡Aquí te esbera-

41 E

TC.

¡Al fin! ¡La emocionante

y colosal película de que habla todo el mundo! ¡Jamás la olvidaréis!

METRO-GOLDWYN-MAYER

“Siempre en los mejores cinemas”

UN DOLAR POR CARTA

A la memoria de Lon Chaney

MADRID, ESPAÑA—¡Lon Chaney ha muerto! Con él se fué toda una época del cinema, la época del actor de cine ver- dad, que era Lon Chaney.

Este gran actor a quien se conocía por “el hombre de las

mil caras” además de poseer el don de las múltiples caracteriza- ciones era un gran actor dramático al que no le hacía falta el dis- fraz para ejecutar un trabajo verdaderamente admirable, dígalo si su gran film “El Sargento Malacara” en el cual apareció con

su cara verdadera.

Este actor que poseía el don de retorcer su cuerpo, su cara, y sus músculos hasta lograr con ellos posturas y posiciones inverosímiles y rostros horrorosos, era el único actor de cine hasta hoy habido que realizaba sus creaciones sin recordarnos nunca el teatro como les pasa aún a los más grandes actores que no pueden dejar de re-

cordarnos en algunos momentos su abolengo teatral.

¿Quiere esto decir que Lon Chaney era un artista esencialmente

original en sus producciones? No, puesto que repetía los mismos o parecidos tru- cos en muchas de sus cintas de algunas de ¡as cuales salía adelante con la labor .nsuperable de su trabajo y caracteriza- ción *nimnitables. Lon Chaney se habrá figuraao al morir en el escenario de un estudio gigantesco en el cual se filmaba su último film. Habrá contraído la cara en su mueca más horrible y habrá pre- guntado a un director invisible ¿Estoy bien así? . . . ¿Sí? pues adelante, y se habrá terminado el film que será proyec- tado en el lienzo blanco de la gran pan- talla de la eternidad.

Descansa en paz, Lon Chaney, que tu frente está rodeada de una corona de celuloide y tu nombre pasará a la eterni- dad unido al cinema, arte de multitudes.

Angel Maestro, h.

Felicita a la Universal

JALAPA, MEXICO—CINELANDIA del mes de septiembre contiene en su página “Cinelándicas” la noticia más in- teresante que se ha publicado desde el nacimiento del cine sonoro. Me refiero a la declaración de Carl Laemmle, Jr., al decir que se volverá a usar el gesto como medio interpretativo de la acción.

En verdad, ya era necesario que no se abusara tanto del nuevo invento en de- trimento del verdadero arte; pues últi- mamente todos los films se han concre-

Lily Damita,

tado a enseñarnos que Fulanita o Menganito tienen una voz más o menos vitafónica y que cantan más o menos feo por lo regular más que feo. Y así hemos visto atraídos por tal o cual nombre, buen número de cintas en las que sólo se espera o busca el momento opor- tuno para que los actores dialoguen, canten, o griten a lengua suelta, mientras el público, narcotizado de tedio, reniega de esos espectácu- sentimiento, belleza, y

los desprovistos en lo absoluto de gracia, arte,

Por todo esto me atrevo a asegurar que causará gran regocijo a los amantes del cine el derrotero tan deseado que se imprimirá al

arte cinematográfico, por lo menos en los talleres Universal. R. Suárez B.

No se necesita hablar para hacer sentir

DETROIT MICHIGAN —Co- mo actor ¿quién no admira a Emil Jannings? No necesita ha- blar para hacer sentir lo más sublime de la vida. Jannings ha arrancado lágrimas a personas a quienes ningún otro artista han podido conmover y las lágrimas que nacen de noble sentimiento son el bálsamo del alma.

4

Los lectores de CINELANDIA dan su opinión del cine, de los artis- tas y de esta revista.

artista extraordinaria, vuelve al cine norteamericano a actuar de primera dama con Gary Cooper en la obra “Fighting Caravans” de Paramount.

CINELANDIA pagará un dólar por cada carta interesante que publiquemos. Dirija sus co-

municaciones a Juan J. Moreno, director, CI- NELANDIA, 1031 South Broadway, Los An- geles, California, Estados Unidos de América.

¡Qué soberbia actuación en la cinta “El camino de la carne!” En ella refleja su per- suasivo arte mejor que palabra alguna pudiera expresar. Como actor humano, sublime, no re- quiere efectos teatrales porque la intensidad dramática para conmover tiene que ser sincera, Es lógico que personas inteligentes, amantes de la naturalidad pre- fieran un actor de la categoría de Jannings, porque Jannings no posee un rostro de Adonis, pero por sus dotes artísticas y personali- dad, es un hombre, ¡todo un hombre! Admirado sin salvedades y entre los artistas masculinos no hay otro más noble.

Carmen M. Mercader.

No olvida el cine silente

SANTIAGO, CHILE—¿Por qué no hacen más películas silen- ciosas? ¿Nos tendremos que resolver a no ver más a nuestros fa- voritos porque sus voces no fueron adaptadas al micrófono? No podemos negar que con el sonoro hemos hecho muy buenas adquisiciones: Al Jol- son, Maurice Chevalier, etc., etc., pero preferimos el mudo. Además, ¡cuantas desilusiones al oir voces de artistas que en el silencio habríamos forjado me- jores!

¿Quien no se sentía estremecido en sus butacas oyendo un vals cadencioso tocado por violines y viendo las escenas de amor de Greta Garbo y John Gilbert? Ahora cualquier película muda la hacen sonora con victrola y “choca” oir chirriar los discos. Así como se hacen películas en francés para los franceses y en español para los de habla castellana podrían hacer mudas para los defensores del an-

tiguo cine. María Gonzáles Y.

Su opinión es la de todos

SAO PAULO, BRASIL—El cine par- lante es un gran paso hacia adelante que ha dado la industria cinematográfica. Después de haber asistido a un espectá- culo sonoro, al concurrir a uno silencioso, me causa una impresión de extrañeza, de anticuado, algo difícil de expresar. Soy ferviente admirador de las películas habladas en nuestro idioma, pero bien entendido, cuando sus intérpretes son la- tinoamericanos o españoles. Detesto cor- dialmente las cintas que algunas empre- sas están exhibiendo en las cuales nues- tro armonioso idioma es hablado por profanos que ni saben lo que dicen. Para es burla estúpida que nos hacen y no concurro 4 exhibiciones de esa clase. ¿Qué puede pedirse mejor que una cinta hablada en español por actores de muestra raza? Ejemplo: “El cuerpo del delito” y “Sombras de gloria”. ,

En este país, cuyo idioma oficial es el portugués, toda película en español es inmensamente apreciada. Durante la exhibición de “Som- bras de gloria” la gente formaba filas para entrar al salón cinemato- gráfico y salía sencillamente maravillada de la claridad y com-

prensión que notaban en esa cinta. ] Roberto Luce

Se le cumplió su gusto

SAN JOSE, COSTA RICA— He visto coronado hoy uno de mis más grandes anhelos al po- der oir por vez primera una pelí- cula hablada en español. Yo creo que miles de latinos estan hoy día en circunstancias iguales a las mías y desearán como y0 poder dar las más expresivas gracias a todos aquellos que Co"

(va a la página 69)

E: E

-

Le”

oo

ld

Mensajeros

de la

muerte

Los insectos crían en lu- gares pestilentes, crecen entre basura y van siem- pre cargados de microbios que depositan en los ali- mentos humanos. Mátelos antes de que ellos maten a Ud. Pulverice Flit.

El Flit es mortífero para las moscas, mosquitos, pulgas, hormigas, cucara- Chas, chinches y sus hue- vos. Inofensivo para el hombre. No mancha.

No confunda al Flit con otros insecticidas. Busque el soldaditoenla“lataama- rilla con la faja negra.”

MARCA ER

mata más

ás de prisa

Para protección de Ud. el Flit se expende sólo en latas selladas

“Ríe, Payaso, Ríe”

INDIO su última jornada el céle- bre cómico. Se disfrazó ma- gistralmente por la última vez ara la representación final. Y todo el ide llora su ausencia porque Lon LORENZO Chaney llena con su figura un ciclo de historia cinematográfica. No ha habido en el cine un actor de carácter que se le pueda asemejar.

Hace tiempo venía quejándose de dolores en la garganta, pero todos creían que se trataba de una afección catarral cualquiera. Tan mal se llegó a sentir que en el intervalo de una película a otra emprendió viaje a Nueva York donde le practicaron una operación que al parecer le mejoró por algún tiempo.

Sin embargo—y esto no se ha sabido sino hasta después de su muerte—Lon Chaney estaba ya destinado a desaparecer, pues la enfermedad de la garganta de que se quejaba era nada menos que el terrible cáncer, del cual puede decirse que nadie logra escapar.

E ESA enfermedad despiadada e irremediable murió el gran actor. |

Los periódicos no dijeron nada, pues él podría haberlos leído, en su lecho de enfermo y, piadosamente, se conjuraróon todos para ocultarle su gravedad. De ahí que para muchas personas sea desconocida la verdadera causa de su muerte.

Ya se puede imaginar el lector cómo caería la noticia en Hollywood. “Todos los mentideros estaban consternados, pero más consternados aún, los directores de la Metro porque consideraban lo irreparable de la pérdida.

En efecto, Lon Chaney era un ser aparte. En el mundo del cine representaba un valor muy personal, inimitable. La empresa de la Metro le tenía contratado no sólo por su ma- nera consciente de trabajar sino porque ya el anuncio de su nombre solamente era garantía suficiente de éxito. Lon Chaney ha sido uno de los pocos gigantes del cine. Su trabajo en él marca una época y difícilmente puede ser sustituido.

Sin embargo, la vida es inexorable. Reclama en seguida nuevas sensacio-

“Sargento Malacara”

LA MASCAR

POR

la pérdida de lon chaney es ir- reparable y así lo sentirán sus

numerosos admiradores

“Los tres impíos”

INA

nes, nuevos espectáculos, nuevos pano- ramas. La vida se ha conmovido un poco con la desaparición de Chaney MARTINEZ pero ya está reclamando quien pueda llevar a cabo lo que él desempañaba. Al menos alguien que se le acerque.

La Metro es quizá la que tenga más empeño en realizar este hallazgo ya que hasta tenía vendidas varias películas en que Chaney sería el principal protagonista y que aún no habían sido filmadas.

Se piensa en escoger a Noah Beery, el hermano de Wallace, pero a pesar de que su labor ha sido muy buena—recuérdese “Beau Geste” y otras por este estilo—no creemos que pueda emular lo hecho por Chaney ni mucho menos.

ERO “a rey muerto, rey puesto”. Es necesario buscar

quien le sustituya. Es necesario buscar un heredero que le suceda en el trono de la fama pública. Tal vez éste surja donde menos se piense, de entre la turba anónima de extras y aficionados a representar en el cine. Hace algún tiempo se creyó que había surgido. Paul Muni, un joven, venido de las filas del teatro, hizo dos o tres películas en Hollywood.

Su habilidad consistía en cambiarse la cara multitud de veces.

Pero no era eso solamente lo que caracterizaba a Lon Chaney. Era su conocimiento profundo de las pasiones hu- manas. Su conocimiento de los efectos en la pantalla. Su habilidad y gusto artísticos, sintetizados en maravillosos gestos de vida. E

Su pérdida es irreparable, y creo que así lo sentirán sus numerosos admiradores.

En Forest Lawn Memorial Park reposan sus restos. En un camposanto que parece un verdadero parque, con las blancas lá- pidas escalonadas en pequeñas colinas, una alfombra bellísima de césped, y monumentos de gran gusto desparramados en todos sentidos. Desde lo más alto, en que hay un templete erigido a la memoria de los sol- dados yanquis muertos en la guerra mundial, se do- mina toda la ciudad de Los Angeles y se alcanza vet, perfectamente, Hollywood

y sus alrededores. | (va a la página 60)

?

08 admiradores del apuesto actor, Charles Farrell y la tímida doncella que conocemos en la pantalla bajo

el nombre de Janet Gaynor, están de enhorabuenas. Estos dos tórtolos que se hicieron famosos en el rol de

“Chico” y “Diane” en el inolvidable film “El Séptimo Cielo”, vuelven a verse juntos en la misma pantalla en la obra “El hombre que regresó”, y que como dice Galo Pando, debía titularse: “La pareja que volvió”.

Arriba podemos ver a “Don” José Mojica (como pomposamente lo llaman en los estudios Fox) en la alcoba de su nueva casa en el cañón de Santa Monica. Don José parece temer que el alto candelabro se caiga por su propio peso. A la derecha, vemos a la bella Constance Bennett, artista de Pathé, en el jardín de su casa en el aristocrático barrio de Beverly Hills.

visitando los astros

La afición de Ramón Novarro por la música no tiene límites, y es claro que su casa contenga los instrumentos musicales que para él son recreo e inspiración para su labor en el cine. Aquí lo vemos sentado a su piano de cola, entonando quizás la can- ción que más tarde oiremos en su próxima obra parlante- musical.

|

adjudicación de premios CONCURSO DE ARTISTAS PRIMER PREMIO $150.00

Edna Leite Gueiros

Rua do Paysandú, 356 Reeife, Pernambuco, Brasil

SEGUNDO PREMIO $75.00

Antonieta Paprocki

Calle Juan Simón, 1198 Lima, Perú

TERCER PREMIO $50.00

Alberto Chávez

Asturias, 65 Colonia Algarín México, D. F., México

UN PREMIO DE $5.00 A CADA UNA DE LAS SIGUIENTES PERSONAS

Lidia Delgado Tarma, 240 Lima, Perú

Lic. Natalia A. García General Luperón, 30 Santo Domingo República Dominicana

Bilo González Revilla David Panamá

Margarita García Mendoza San José 208, altos Habana, Cuba

Rubén González Biscay Santa Clara 180 Cienfuegos, Cuba

María Lotina Goya 75 Madrid, España

Antonio Aparicio Sánchez-Covisa Calle de Atocha Nos. 139 y 141 Primero Izquierdo Madrid, España

Román Ajuria San Juan de Letrán, 69 México, D. F., México

Carlos Leopoldo Trujillo 10 Ave. Norte contiguo 71 San Salvador, El Salvador

Maruca Sousa Victoria 2757 ——Dpto. 12 Buenos Aires, Argentina

J. Rafael Bover Moradillo Estanislao Zeballos 1120 Rosario, Santa Fé, Argentina

Grace Quiñones Luna St. No. 16 San Germán, Puerto Rico

Blanca Godi Y. Calle Bezanilla, 1478 Santiago, Chile

María Amelia Naon Paiva Avenida Duque de Soulé, 29 Lisboa, Portugal

Estela Peralta E. Cartago Costa Rica

Identidad de los Artistas que Aparecieron en este Concurso

Ruth Chatterton Fay Wray Doris Hill

Mary Brian

William Powell Clive Brook Jack Oakie Gary Cooper

Doris Kenyon Doris Dawson Nancy Carroll Jean Arthur

Emil Jannings Richard Arlen George Bancroft Robert Castle

Leila Hyams Helene Costello Dorothy Jordan Olga Baclanova

Charles Rogers Neil Hamilton Maurice Chevalier Jack Mulhall

13

POR DARIO VARONA

Arriba, en el círculo, podemos ver a David Manners y Loretta Young en “Cuando éramos” de First National. Derecha: Ken Murray, Irene Dunn y Eddie Toy, Jr. en “Leathernecking” de R. K. O.

vechar nuestra visita a la hermosa antilla para

dar a conocer a los lectores de esta revista las condiciones del cinematógrafo en Cuba. En esta crónica, por lo tanto, se estudiará, comparativamente, el estado actual de la fotogenia en este país. Y no decimos de la fotogenia cubana, porque como supon- drá lógicamente el lector, en Cuba, como en nuestra América toda, no hay cinematografía propia, ni si- quiera en la Argentina, en donde por la mayor densidad de población y la superioridad económica, pudiera esta industria haber alcanzado un gran desarrollo.

Dijimos que analizaríamos comparativamente el estado ac- tual del cine en Cuba y casi huelga precisar que el punto de partida para la comparación es la ciudad de Los Angeles, donde habitualmente residimos.

De todas las ciudades hispanoamericanas, la Habana fue una de las primeras que la cinematografía conquistó. Desde los inicios se exhibieron en la capital cubana todas las pelí- culas que salían de los talleres neoyorquinos con algunos visos de perfección, y ya por el año 1910 había en esta capital tea- tros dedicados regularmente a este género de entretenimiento. Por demás está decir, pues, que tal espectáculo es del agrado del público cubano casi tanto como place al norteamericano.

Desde antes de la guerra europea, la cinematografía ha ido ganando terreno al teatro en la Gran Antilla, al igual que ha sucedido en los Estados Unidos, al extremo de que aquí, como allí, por cada cinco personas que en el transcurso del año acuden a un espectáculo teatral, noventa y cinco van al

.- DIRECTOR de CINELANDIA desea apro-

14

el cine en

CUBA

cinematógrafo. De ahí que hoy no haya más de cinco teatros dedicados a diversos géneros— ópera, drama, comedia, zarzuela, etc., etc.—en tanto que los cinematógrafos andan muy cerca del centenar.

Las razones de tal preferencia—preferencia por lo demás que se observa lo mismo en Cuba y los Estados Unidos que en el resto del mun- do—son de índole varia y compleja y de ello hemos hablado en otras ocasiones. La pura- mente económica que es la más evidente y por ende la más conocida, es a nuestro juicio la más trascendente. Pero como esto nos des-

viaría demasiado del tema de esta crónica, preferimos dejarlo para mejor oportunidad.

dl ur extranjero que ha vivido por algunos años en la república yanqui y después viaja por otros países, ha ex- perimentado seguramente la misma sensación que nosotros sentimos cuando saliendo de Nueva York visitamos Londres y París. “Todo lo que estas ciudades ganan en refinamiento y buen gusto, lo pierden en riqueza, en confort material, en grandeza semi-épica y en lujo, cuando se las compara con las grandes urbes norlándicas. Y lo mismo sucede en lo que a los cinematógrafos se refiere. Junto al teatro Paramount de Nueva York o al Chinese de Grauman en Hollywood, por ejemplo, los cinematógrafos de la Habana pierden en com- paración y lo mismo nos atrevemos a afirmar de muchos otros países. En la capital cubana hay teatros como “El Encanto y el “Teatro Moderno”, éste último de reciente fabricación y de puras líneas vanguardistas, que seguros estamos sufri- rían el parangón con la gran mayoría de los de cualquier otra capital hispanoamericana. Pero sería absurdo que los

el amigo varona, en su reciente viaje a la capital cubana, ha compila-

do una serie de datos interesantes relativos a la cinematografía en la

perla de las antillas

equiparásemos a los lujosísimos cinemas yanquis.

En la Habana, como en toda la América española, la cinta norteamericana le ha ganado el terreno palmo a palmo a la europea y aunque todavía esta última se exhibe mucho más que en los Estados Unidos, en donde prácticamente ha desa- parecido, se nos antoja que pronto el producto de Hollywood desalojará por completo al de allende el Atlántico. Es el mismo proceso que se ha operado en todo nuestro continente y que empieza a realizarse en la propia Europa.

O HEMOS de ocultar que sentimos profundamente que esta eliminación de las películas europeas se con- sume. Y esto, no por animadversión a las norteamericanas, sino por un interés meramente artístico. La noble rivalidad en el arte, como en cualquier otra esfera, es siempre estimu- ladora y fecunda, y Europa que nos había dado “La última ri- sa”, “Variety”, “Fausto”, “Cosmopolis”, “Potemkin”, “La aldea del pecado”, y tantas otras películas maravillosas, cons- tituía un magnífico acicate para el productor de Hollywood oblizándolo a mejorar su producción a fin de competir vic- toriosamente con la europea. Por otra parte, le ha impelido, o por lo menos inspirado, obras como “El Patriota”, “Halle- lujah”, “Hearts in Dixie”, “Sombras Blancas”, “The King of Jazz” y “Sin novedad en el frente”, que por romper con los moldes de la “estandardi- zación” a que la cinematografía yanqui ha llegado, son de lo mejor que allí se ha producido.

Este mismo peligro de mormalización y amane- ramiento corre el gusto popular si el cine norteño logra desplazar definitivamente del mercado mun- dial a la película europea. Confiemos en que no ha de ser así y en que, por el mejoramiento artís- tico de la industria la rivalidad se mantendrá.

En la Habana hay un cinematógrafo, “Rialto”, que se dedica casi exclusivamente a películas euro- peas. Todas, o casi todas, las que de allende el Atlántico nos viénen, se estrenan en este teatro y

Dos parejas de amantes en distintos idiomas son Maurice Chevalier que aparece con Frances Dee en “El pequeño café”, de Para- mount, y José Crespo que besa ardientemente a María Alba en “Olimpia”, de M. G. M.

si gustan se exhiben después en los demás. El resto, por lo general no presenta más que obras norteamericanas, que dicho sea de paso, son las que el gran público prefiere.

Mucho nos ha sorprendido ver el exiguo número de cine- matógrafos que los productores norteños poseen en Cuba y quieran los hados que no aumente en muchos años. En reali- dad la Paramount es la única empresa que se ha decidido a comprar teatros en la isla. Cinco son ya los que posee, dos en la capital y tres en provincias. Los dos que tiene en la Habana son “Fausto” y “El Encanto”, acaso los dos que la buena sociedad habanera prefiere. “El Encanto” es un bello teatro, artístico y moderno, dotado de una planta para re- frescar la temperatura.

ASI huelga decir que en estos dos cines se estrenan todas

las películas de Paramount. Ambos están dotados de excelentes aparatos de reproducción vitafónica y en ellos, por consiguiente, no se presentan obras silenciosas. Precisamente

en esta semana se exhibe en “El Encanto” “El Cuerpo del Delito”, sobre la cual tuvimos el gusto de escribir una reseña, y que aquí está gustando enórmemente.

Otros cines de importancia en la capital cubana son:

“Campoamor”, “Prado”, “Trianón”, “Olimpic”, “Riviera”, etc., etc., todos ellos equipados con apa- ratos reproductores para presentar cintas parlantes. Hemos citado únicamente aquellos más concurridos por la sociedad elegante de La Habana. Hay después un sin número de teatros—o como aqui dicen con desdeñosa y gráfica expresión—cines de barrio o barrioteros, que por la módica cantidad de diez o veinte centavos entretienen la miseria y la sed de olvido de mismos y de sus mise- rias de las paupérrimas muchedumbres de los barrios bajos. (va ala página 62)

15

ESTELLE

retorna a su primer amor

POR SOLEDAD DEL VALLE

“Reina de la noche, yo te adoro, Reina de la noche, a ti te imploro ......

3)

STELLE TAYLOR .... la de ojos negros y -profun-

dos .... la de pelo negro de azabache . .. . la de labios

rojos e incitantes . . . . la única que dicta su voluntad a

los productores, y sin embargo, continúa brillando con la misma magnitud estelar.

Fiel a sus amigos y siempre ansiosa de aprender algo nuevo. Nunca se la ha oído envidiar el éxito de sus compañeros. No hay nadie en la industria cinematográfica que haya lu- chado como ella para retener su puesto en el último peldaño de la escalera de la fama, cuando todo parecía estar contra ella. Desde hace varios años no ha gozado de perfecta salud, y ha visto codiciados papeles deslizarse de sus manos uno tras otro por cualquier pretexto. Pero es notable ver cómo desem- peña siempre con maestría sus caracterizaciones, a pesar de todas las dificultades que se le presentan. Y hay que ver cómo voltea las mesas sobre el suelo cuando se disgusta con los directores. Una vez rompió el contrato que le ofreció Cecil De Mille porque le pareció que el papel no era adecuado para ella. En otra ocasión un director trató de hacerla repre- sentar un papel inverosímil y todo lo que hizo fué salirse del set con paso majestuoso sin decir “agua va”. El director se vió obligado a escoger otra actriz. En realidad no es mal carácter lo que padece Estelle sino que la fidelidad en las ca- racterizaciones es un deseo innato en ella. Su mayor deseo es dar al público una caracterización fiel del personaje que representa.

16

después de una ausencia “bastante larga, la esposa de jack dempsey

vuelve a la pantalla:

Después de haber conocido gran número de beldades cine- matográficas, al conocer a Estelle me pareció haber bebido el agua fresca de un arroyuelo después de un viaje por el desierto. No necesita hacer ningún esfuerzo para cautivar a su oyente porque su personalidad es muy simpática. Inva- riablemente se la puede ver en trajes de colores vivos, como | el verde, rojo o algún bonito tono de color café, que usa con sombreros de fieltro que cubren la frente y sombrean con el ala los ojos. Las joyas que usa son exóticas, generalmente de efecto oriental. “Tieme una peculiaridad y es que nunca usa perfumes a menos que sean de flores, especialmente sacados del chícharo de olor. Tampoco el incienso tiene cabida en. su Casa.

A con su esposo, Jack Dempsey, en hermosa residencia de estilo inglés desde donde se obtiene una bonita vista de Hollywood. Tienen cinco perros: un bulldog, dos perros falderos, un airedale, y un perro japonés. Se dijo hace tiempo que Estelle había adoptado un gato, pero cuando le pregunté sobre esto lo negó: —¿Con todos estos perros en casa?

Su recámara no-está amoblada con extravagancia como mu- chas personas se imaginan. Al contrario, es muy femenina. Las paredes de colores de tonos suaves, cortinas de tafeta y muebles estilo italiano. El-tocador es casi del tamaño del cuarto y tiene espejos de gran dimensión con adornos vent- cianos. No hace mucho le entró la fiebre de co- leccionar elefantes. Jack, como. modelo de esposo considerado, le enviaba de

dondequiera que se encon- (va ala página 61)

3

El

verdadera ciudad cosmopolita y por do- quiera se oyen los extraños acentos de lenguas extranjeras. De ello son responsables las películas sonoras que se tienen que editar en varios idiomas para

lo pandilla poliglota

OLLYWOOD se ha convertido en una POR lumbra cual sería la solución en el radio de las

fotofónicas, para que los públicos extranjeros sigan admirando a sus antiguos ídolos, y tengan,

y SANCHEZ además, la ventaja de escuchar el metal de sus

voces. ¡Sus voces, Dios mio! Porque es indudable que ya han surgido y se-

poder complacer, y retener, al propio tiempo los ESCOB AR guirán surgiendo valores nuevos, caras bonitas,

mercados extranjeros, entre los que descuella en 'nrimer lugar la inmensa comarca—espiritual— de habla española. Pero también se hacen películas en francés, en alemán, y algunas cuantas en italiano y otros idiomas, aunque no en tan gran escala.

La Metro-Goldwyn-Mayer empezó por enseñar a algunos de los favoritos del público, que allí tienen contratos, a hablar len varias lenguas. Ejemplo de ello lo tenemos en las peli- tulas de Buster Keaton, hechas en español, -y también en varias de Laurel y Hardy en tres idiomas: español, francés y alemán.

ms del ejemplo dado por la citada organización, otras CL empresas se han animado a dar el difícil paso. A la

“cabeza de ellas va la firma de Hal Roach. : Ya ha producido muchas películas cortas en español, y sa- bemos que tiene en cartera no pocas en ese idioma, para poder inundar dentro de poco el mercado nuestro.

Pero la noticia más divertida acerca de las actividades de esa compañía es la producción de películas de la famosa

“pandilla”, editadas al propio tiempo en inglés, frances, es- “pañol y alemán.

-¡Imagínense ustedes al gordito, mofletudo y de corta respi- “ración tratando de desembuchar correcta frase en la lengua del ex-Kaiser!

¡Cierren los ojos y contemplen la simpática figura de Fa-

'rina, el negrito, atragantándose con pa-

palmitos retrecheros, gallardías apuestas, entre

las filas de los recien llegados al arte de la pan- talla. De esto hemos visto buenas muestras, y sobre todo halagadoras promesas. Pero queda en pie la cuestión de ver y oir a los artistas conocidos, sobre los cuales el público ha tejido una aureola de leyenda y de misterio, que difícilmente querrá ver desvanecerse en la bruma, con la irrupción de sustitutos, uno para cada idioma, de los que se hablan en los principales países compradores de películas.

Al principio se intentó remediar esto sincronizando la pelí- cula silenciosa hecha con personajes conocidos. Simplemente se adaptaba a la cinta la voz registrada en español, francés, etc., procurando los que tal hacían seguir el movimiento de los labios lo mejor posible. Fracasó este sistema porque la enunciación de palabras en cada idioma varía y el movi- miento de la boca por consiguiente. Sobre esta cuestión se han publicado sendos estudios en esta misma revista.

N LAS versiones en lenguas extranjeras, hechas con los elementos de “la pandilla” por los estudios Hal Roach, no se ha apelado en absoluto a este sistema. “Tampoco al llamado dubbing que consiste en que otros hablen y canten mientras las cámaras están tomando las escenas interpretadas por actores, de los más conocidos. Esto, naturalmente, es una superchería, y tratándose de “la pandilla” más que nada, por la popularidad y el cariño que se la tiene en los cuatro rumbos del mundo.

labras en franchute dichas entre bocado Sin duda que ha sonado la campana de Entonces ¿cómo es posible que de la y bocado de una hermosa rebanada de la merienda y la “pandilla”, en masa, noche a la mañana sus componentes

sandía! Con este caso de la pandilla se vis-

se dirige a toda carrera en dirección hayan salido sabiendo tres idiomas más, del comedor. sin contar con el in- (wa ala página 62)

los FAVORITOS

de

RECUENTEMENTE se ha dado el caso de grandes artistas, pintores, músicos, poetas, virtuosos del teatro o de la danza, que aprecian ante la gente como seres en-

diosados, fanáticos de mismos, engreídos con su talento, y con su fama.

Difundían por todo el orbe sus excelencias; trompeteaban sus triunfos; se exaltaban ellos mismos; no toleraban la más mínima discrepancia de la crítica ante sus realizaciones estu- pendas; ellos lo eran todo, nadie podía parangonárseles, ni siquiera podía aventurarse otro nombre ante la omnipotencia de sus personalidades.

Y sin embargo, en su fuero interno, una vez quitada la careta de prepotente altanería que usaban siempre ante las masas, para conservar, en gran parte, su prestigio, cuando estaban a solas con sus propios yos, se descubrían ellos mismos preferencias marcadas por otros artistas; admiraciones en- tusiastas y espontáneas por congéneres suyos, que ante el público se mostraban solamente como temidos y despreciados rivales.

IEMPRE hubo lucha y emulación entre gente destinada a

expresar de diversas maneras el arte. Pero donde ha descollado esta lucha sobre todo, ha sido entre los artistas teatrales, cuya gloria está pendiente de un capricho del público, y que por lo tanto, está sujeta a continuas rectificaciones, y requiere una tensión terrible de parte de los que a esa carrera se- dedican.

En esas circunstancias, cualquier gesto, cualquier hallazgo de los rivales, es un arma que puede dar al traste con la más sólida reputación. De ahí que los actores no concedan, ostensi- blemente, ningún signo de admiración hacia la obra realizada por sus antagonistas, porque ello podría llevarles a un debili- tamiento de su popularidad.

Pero nadie mejor que un artista, cualquiera que sea su acti- vidad puede aquilatar la labor de sus compañeros. Por eso resulta interesantísimo en ex- tremo el juicio que emitan, espontaneamente, llevados de un entusiasmo generoso, de improviso, antes de que pue- da surgir la consideración de los intereses creados.

La opinión sincera y desa- pasionada de un pintor: sobre la obra de otro pintor tiene, indudablemente, más interés que el juicio docto y frío de un crítico profesional, porque por más que éste sepa y diga con elocuencia y justicia lo

En primer luzar tenemos a Richard Barthelmess cuyo actor y amigo favo- . rito es Ronald Colman. Le sigue Greta Garbo que es la preferida de la mayoría de los artistas cinelándicos. Después viene Ramón cuyo favo- rito, es Lawrence Tibbett.

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los astros

que piensa, aquel posee todos los secretos y presiente y com- prende la menor vibración del sentimiento que inspira a tal o cual artista.

Pero lo curioso es que se el caso de apasionamiento ciego y tozudo al emitir opiniones y veredictos sobre el trabajo y el estilo artístico de algunos por parte de los del mismo gremio.

Entonces los artistas ya no actúan en profesionales, sabidores de las reconditeces del oficio, sino que pasan a la categoría de aficionados, es decir, a la categoría de amadores fanáticos de determinada expresión artística en ésta o aquella modalidad personal, y a veces de grupo o de escuela, claro está.

Independientemente de lo que acontezca en terrenos artis- ticos de diversa índole, tales como los que se han citado más arriba, es interesantísimo observar lo que sucede en el mundo del cine.

La afición, término español que han querido hipotecar los taurófilos, es una especie de enfermedad que se apodera del individuo y no le deja, a veces, hasta que rinde el último suspiro antes de ser enterrado en la generosa mansión de los muertos.

Los que escribimos sobre tópicos de cine sabemos los puntos que calzan los cofrades de “nuestra señora la afición”.

ON terribles. Lo saben todo. Viven pendientes de la vida (JD y milagros de sus ídolos, y hasta adivinan las actividades a que se dedican fuera del tablado o la pantalla, y en la vida privada. Coleccionan con esmero datos, fechas, realizaciones fílmicas, y palabras emitidas por las estrellas, y, en múltiples ocasiones pueden enmendarnos la plana sobre determinada cuestión que les ataña.

Sobre ellos se ha escrito mucho. Forman legión y tienen una psicología especial, inconfundible. Para ellos la vida es el cine. Si les arrebataran la ocasión de ver y, ahora, oir a

los preferidos de su corazón, morirían de desesperación, se Sabemos, a ciencia cierta, de muchas muchachas

. . , suicidarian.

la gente del cine prefiere casi siempre la labor de artistas cuyas carac-

terísticas difieren por completo de las suyas propias

que intentaron suicidarse cuando Valentino murió.

De tener nuestra “afición” en asuntos de cine todos somos “culpables”. Es decir, todos tenemos la conciencia de que nos gustan cier- tas figuras del cine de preferencia a otras. Por consiguiente, nos portamos en este terreno como es lógico que nos portemos, como todos los aficionados. Y en esto no hay nada que sea muy extraño.

Pero lo que es curioso es que las propias estrellas del cine tengan sus ribetes de fanáticas, es decir que cultiven la afición.

Muchas de ellas gustan de manifestaciones artísticas dis- tintas a las de su oficio, pero esto no tiene nada de particular, en quienes parece que deben de poseer una fina sensibilidad.

UEDEN ser, como Douglas Fairbanks, Jr., excelentes amateurs de pintura y de escultura y por tanto apreciar todas las manifestaciones de estas nobles artes.

Mas lo que nos ocupa precisamente es la afición a ellos mis- mos, a los artistas de cine. Y, en ese terreno, las estrellas tienen sus preferencias, y sus fanatismos, exactamente igual que entre los aficionados que pudiéramos llamar laicos. No obstante que no nos podemos imaginar que todavía posean la frescura de actitud necesaria para gustar de lo que sus con- géneres llevan a cabo.

Greta Garbo, que vive calladamente, en un hotelito de la - playa de Santa Monica, que jamás va a reuniones ni gusta de exhibirse en parte alguna de Hollywood o sus alrededores, - que tiene costumbres sencillas, casi austeras, que juega rara- mente al tennis y monta, también raramente, a caballo, acude con mucha regularidad al cine.

Entra en el primero que encuentra en el camino, vestida sencillamente, con el sombrero encasquetado casi hasta las ore- jas. Goza anónimamente, sin que nadie la moleste, del placer de ver cómo se desenvuelven sus compañeros de aquí y de allende; aprende ella misma, examina, mide, pesa, critica, in mente, y se entrega en múltiples ocasiones a una admiración ciega y entusiasta de sus ídolos.

Como ella, a quien citamos al azar, otras estrellas acuden

POR JORGE JUAN CRESPO

asiduamente a las salas de cine, no sólo en el día de los estrenos, en que hay cierto desplie- gue inusitado y vanidoso de personalidades, sino entre semana, al salir de los estudios, sin bombos ni platillos, acuciados tan solo por el deseo de ver a sus compañeros.

Cuantas veces se dirán, para sus adentros: “Yo lo hubiera hecho mejor”. Otras veces, en cambio, dirán: “La verdad es que nunca podría yo inter- pretar esto como lo ha interpretado fulano o zutana”.

En muchas ocasiones, sin embargo, irán tan solo a aplaudir, al amigo, y más que nada al ídolo. Piensen ustedes en lo paradojal de eso. El ídolo de una<